Cuando se piensa en una naranja, lo primero que viene a la mente es su jugo refrescante, su pulpa dulce o ácida y la gran cantidad de vitamina C que la ha convertido en una de las frutas más consumidas del mundo. Sin embargo, hay un detalle que la mayoría de las personas pasa por alto: la parte blanca que rodea los gajos, a menudo retirada por considerarse molesta o amarga. Lo que pocos saben es que este tejido tiene nombre y que los especialistas en nutrición recomiendan no desecharlo.La zona blanquecina que se encuentra entre la piel y la pulpa recibe el nombre de albedo. Forma parte de la corteza interna del cítrico y actúa como un “colchón” natural que protege a los gajos. Muchas personas suelen retirarlo porque aporta un sabor menos agradable al paladar, pero en realidad el albedo es una de las partes más nutritivas de la fruta.